Dieta para una buena memoria

De un tiempo a esta parte, los neuro científicos han estado intentando conocer los mecanismos que acompañan el envejecimiento en el cerebro. A través de los avances en sistemas de diagnóstico se ha logrado establecer que las distintas funciones del cerebro (memoria, razonamiento, reflejos, etc.) dependen de muchas otras funciones anatómicas, químicas, ambientales, genéticas, metabólicas, etc.

En otras palabras, ya no es posible afirmar que la memoria, por ejemplo, dependa de un solo factor ni que hay sólo un aspecto “culpable” de que nuestra memoria sea más débil a medida que envejecemos.

También se sabe que hay distintos tipos de memoria, entre ellas la verbal, de las cosas que aprendimos, de las que vivimos, los hechos recientes, los del pasado lejano y hasta de la actividad motriz, como andar en bicicleta.

De hecho, aún se discute si es “normal” que nuestra memoria se debilite con el paso de los años (lo que no les ocurre a todas las personas) o si es algo patológico que debe tratarse.

Sí se puede afirmar que hay actividades, alimentos o factores que tienen alguna influencia en el envejecimiento de nuestro cerebro, y, por lo tanto, de nuestra memoria. Por ejemplo, mantenerlo activo con ejercicios mantiene las neuronas unidas químicamente unas a otras, y el ejercicio físico mantiene y aumenta zonas del cerebro (como la sustancia blanca) que son vitales para evitar la demencia y el deterioro cognitivo.

También se sabe que, así como la alimentación puede mantener nuestro corazón sano o no, también afecta a todas las zonas de nuestro cuerpo, incluso el cerebro. Sin duda, somos lo que comemos, por lo que la dieta para una buena memoria podría ser muy efectiva.

Así como los alimentos ricos en grasas provocan el taponamiento de las arterias por depósito de colesterol y triglicéridos “sabemos que también es malo para su cerebro”, nos informa la Dra. Francine Grodstein de la Escuela de Medicina de Harvard.

La investigadora cita un estudio realizado con un grupo de mujeres con dieta alta en grasas saturadas como carnes rojas y mantecas. Comparando test de memoria con otro grupo de mujeres con una dieta baja en grasas, tuvieron un peor rendimiento. Esto implica que la dieta para una buena memoria debe ser muy baja en grasas saturadas.

 

El cerebro no engorda, pero…

 

La conexión exacta entre las grasas de la dieta y las fallas en la memoria y en todo el funcionamiento cerebral no está perfectamente esclarecido. Pero se sabe hace tiempo que las personas con Alzheimer tienen depósitos de una sustancia llamada Beta amiloide entre las neuronas. Y aunque la presencia de esta acumulación está regulada en ciertos casos por un gen presente en el ADN, éste mismo gen influye en los depósitos de colesterol.

Por otro lado, como todos sabemos, la alimentación rica en grasas saturadas es altamente perjudicial para nuestro sistema cardiovascular por la formación de placas que puedan producir ateroesclerosis, infarto cerebral, etc. Una de las secuelas más frecuentes de estos episodios es la pérdida parcial de la memoria.

Así que las grasas saturadas no solamente son muy malas para el corazón, las arterias y los riñones sino también para el funcionamiento de nuestro cerebro. Pero ¿qué otros alimentos son beneficiosos o perjudiciales para mantener una “mente sana en cuerpo sano”? ¿Es posible hablar de dieta para una buena memoria?

 

Dieta para una buena memoria: alimentos sugeridos

 

Así como las grasas saturadas son los villanos que atacan nuestro organismo, las grasas no saturadas pueden ser las heroínas. Están presentes en el aceite de oliva, el pescado y las nueces y se consideran grasas “buenas” porque ayudan a eliminar el colesterol.

La llamada “dieta mediterránea” tiene componentes beneficiosos para mantener una buena memoria:

  • Las frutas, los vegetales, los cereales integrales, el pescado y el aceite de oliva ayudan a mejorar la salud de los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de sufrir un derrame cerebral perjudicial.
  • La carne de pescado (en reemplazo de las carnes rojas grasas) tiene un alto contenido de ácidos grasos omega-3, que se han relacionado con niveles más bajos de proteínas beta-amiloide en la sangre y una mejor salud vascular.
  • El consumo moderado de alcohol (una o dos copas al día) eleva los niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) saludable o “colesterol bueno”. El alcohol también reduce la resistencia de nuestras células a la insulina, lo que le permite reducir el azúcar en la sangre con mayor eficacia. La resistencia a la insulina se ha relacionado con la demencia.

Así que, si hay que diseñar una dieta para evitar o retardar el envejecimiento de las funciones del cerebro, incluida la memoria, ésta debería tener:

  • Frutas y vegetales
  • Panes y cereales integrales
  • Frijoles y nueces
  • Aceite de oliva
  • Carnes rojas muy limitadas
  • No más de cuatro huevos por semana.
  • Consumo moderado de vino (una copa al día para mujeres).

 

Los suplementos dietarios ¿son buenos para la memoria?

 

Muchos productos de venta libre conocidos como suplementos o vitamínicos se promocionan como estimulantes de la memoria, como los antioxidantes y los ácidos grasos omega-3, algunos de los cuales se encuentran en la dieta mediterránea mencionada.

El problema con estos productos es que en gran parte no han sido probados. «Hay mucha información sobre suplementos que no está basada en la evidencia», dice el Dr. Marshall, también de la Escuela de Medicina de Harvard. «Y no quiere decir que algunos de ellos no funcionen. Simplemente necesitamos mejores pruebas». Muchos suplementos que se han estudiado contra un placebo (píldora inactiva) no se han demostrado eficaces para tratar o prevenir la demencia debida a la enfermedad de Alzheimer ni la pérdida de la memoria. Así que comenzar por un cambio de hábitos que incluya ejercicio físico, mental y dieta para una buena memoria son los caminos más certeros para mantener nuestra mente joven.

Fuentes:

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