mejorar la autoestima
Ya nadie discute que la actividad física o mental es buena para la salud de cualquier persona. El sedentarismo o la falta de contacto social afectan a corto plazo nuestra calidad de vida porque reduce la movilidad y la agilidad mental.
Con el paso de los años dejamos de ser tan ágiles como antes, ya no somos los más rápidos en responder un cuestionario ni podemos ganar siempre a nuestros hijos en los juegos de destreza o ingenio. Eso es natural, pero el orgullo suele resentirse porque a nadie le gusta quedarse atrás.
Tampoco ayuda que cuando nos miramos al espejo casi no nos reconocemos, y añoramos la imagen que veíamos hace 20 o 30 años. La pérdida de la independencia y las inseguridades se suman y pueden lastimar nuestra autoestima, incluso aunque lo ocultemos a nuestros seres queridos.
Los estudios muestran que, en este problema, no estás solo. Aunque los problemas de autoestima se pueden presentar en cualquier momento de la vida, son muy frecuentes después de los 65 años. El problema parece estar vinculado a la falta de adaptación al retiro laboral, el bienestar, la pérdida de amigos o seres queridos y el deterioro físico y cognitivo.
La pérdida de confianza en nosotros mismos puede ser el comienzo de un ciclo autodestructivo y cuando ese ciclo no se interrumpe puede conducir a la depresión.
Además de ponerle un poco de humor al paso de los años (que ya es un gran remedio para la depresión) puedes tomar otras medidas para recuperar la persona segura de sí misma que eras hasta hace poco.
1- Limpieza y belleza van de la mano
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De esto no hay dudas: cuando te ves bien te sientes bien. Sentarse a ver TV con sudor y una bata de baño puede ser muy cómodo, pero ciertamente no es una manera de aumentar tu autoestima. Levántate, lávate y vístete como si fueras a visitar a tus amigos. Verás que la opinión de ti mismo se vuelve más positiva. Y si tienes problemas para tener una buena higiene, un cuidador puede ayudarte con tu cuidado personal.
2- Sal o abre tu cueva
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No importa la edad, las personas somos animales sociales y si no tenemos contacto con otros no sobrevivimos. De náufragos y ermitaños está plagada la literatura, pero en la vida real hubieran terminado el cuento pronto.
Sal de tu cueva a contactar viejos amigos o a hacer nuevos. Siempre hay un club de golf, una mesa de póker o escoba bastante cerca. Tener contacto con otras personas te nutre de nuevas experiencias, te hace conocer otras realidades y puntos de vista, y también mantiene tu mente alerta e ingeniosa.
Si tienes problemas de movilidad pídeles a tus familiares que te lleven de visita, utiliza los contactos telefónicos y las redes sociales para volver a conectarte con esa gente que la vida hizo que dejaras atrás. ¿Quién sabe si ellos no estarán deseando lo mismo? Alguien tiene que dar el primer paso.
3- Más humor y menos drama
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Es hora de decirle adiós a las telenovelas y los dramas de Netflix. Si te nutres de contenidos llenos de lágrimas, te pasarás el día con el ánimo por el piso.
Alimenta tu espíritu con buena y divertida literatura. Recorre tu biblioteca personal o la del barrio en busca de autores que hicieron del humor el mejor arte. Nadie se espantará porque te rías solo.
En TV tienes canales que son sólo de comedias y Netflix tiene mucho contenido de humor para todos los gustos, que tal vez no te está mostrando porque ves siempre dramas. También puedes pedirle a un familiar que te ayude en la búsqueda de material divertido.
4- Mueve el esqueleto
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No tenemos ningún problema si decides ir a bailar este sábado por la noche, pero si es demasiado para ti podrías comenzar con algunos ejercicios sencillos.
Flexiones de brazos y piernas, incluso comenzando en tu silla, te harán aliviar cualquier dolor que te esté inmovilizando. Con cada movimiento y más aún si es al aire libre, tu cerebro comenzará a segregar serotonina, una hormona cuya finalidad es hacerte sentir emocionalmente bien y lleno de confianza.
Cuando descubras que puedes moverte sin tantas limitaciones como creías y que aún hay mucho por caminar en este mundo, verás cómo te valoras mucho mejor a ti mismo.
5- Come rico y saludable
La verdad es que cuando haces cosas que sabes que son buenas para ti, como ejercicio o comida sana, te sientes inmediatamente mejor contigo mismo. Sacar del archivo las recetas que tanto te gustaba hacer y probar, darte el gusto de tu postre favorito, además de comer buena comida hecha con ingredientes de calidad es un placer que te mereces tener todos los días. ¿Quién dijo que con el paso de los años deberías acostumbrarte tanto a la chatarra?
6- Voluntariado
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Ayudar a los demás es una excelente manera de aumentar tu autoestima. Es un acuerdo donde todos ganan: las personas beneficiadas, la organización a la que estás ayudando, y también te hace sentir bien contigo mismo. Si hay una causa que te apasiona, considera dedicarle un poco de tu tiempo. Si conoces que hay un problema puntual en tu comunidad, es tu oportunidad de involucrarte. También verás que hay otras realidades más allá de la tuya y te permitirá tener una nueva perspectiva de tu vida, mirada “desde afuera”.
7- Lista positiva
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Seguro que has llegado sano y salvo a esta etapa de tu vida porque tienes ciertas fortalezas y aptitudes. Deja la humildad de lado y haz una lista de tus virtudes y de las cosas que sabes hacer bien. Hazla sin apuro. Las pequeñas actividades diarias pueden disparar recuerdos sobre los aspectos de tu personalidad y los saberes de los que siempre te enorgullecías.
Lee tu lista con frecuencia y te darás cuenta que no hay dos personas con las mismas fortalezas que tú tienes y que incluso pueden ayudarte a transmitir saberes a las nuevas generaciones.
8- Un entorno mejor y más accesible:
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Ya te has bañado y cambiado: es hora de embellecer un poco tu entorno. Pide a un familiar que te corte el pasto, abre las ventanas, deja que el sol ilumine y renueve tu hogar. Si tienes objetos y muebles que impiden que te desplaces cómodamente es hora de decirles adiós: alguien más podrá aprovecharlos.
Y si tu estima anda por el piso porque ya no puedes subir los escalones de 2 en 2 (ni de a uno), ¿no será hora que mudes tu dormitorio a la planta baja y dejes de rezongar con que estás viejo?
9- Adiós a los estereotipos
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Con el paso de los años nuestra cabeza se llena de modelos rígidos que se encargaron de inculcarnos nuestros ancestros, los medios de comunicación, algunas religiones y hasta la comunidad. Tenemos llena la mente de cosas como “los viejos no sirven para nada”, “después de los 60 no se puede aprender”, “los jubilados no aportan nada a la sociedad”, “vejez es enfermedad”, “los ancianos son un peso para sus familias”, etc.
Te propongo un desafío que no te costará nada más que un poco de tiempo, que, por otro lado, es lo que te sobra. Sal un rato de tu casa e instálate en un parque o café de la zona céntrica. ¿Cuánta gente mayor de 65 años ves? Pueden estar en el parque sentados, leyendo, charlando o tal vez caminando. ¿Cuántos adultos mayores ves que están haciendo compras en el supermercado y en los locales o restaurantes cercanos? Seguro que hay muchos: su consumo es un gran aporte a la economía y hay mercados totalmente dirigidos a ellos. ¿Y cuántos adultos que podrían estar jubilados encuentras trabajando o atendiendo sus propios comercios? Son bastantes, y están activos buena parte del día como en sus años mozos.
¿Sabes qué virtudes tienen ellos que tú no? Ninguna.
¿Crees que nunca se sintieron ancianos, doloridos, solos, desubicados o aburridos? Muchos estuvieron donde estás tú ahora.
La única diferencia que tienen contigo es que ellos YA dieron uno de estos pasos para volver a tener confianza en sí mismos.
Fuentes:
– Psicología y mente. Prejuicios y estereotipos sobre la vejez
