Consultar por Alzheimer
Obviamente el cerebro envejece, al igual que el resto del cuerpo. Como todo órgano, después de los 55 años, se pierden cantidad de células que ya agotaron su capacidad de reproducción.
Pero el cerebro, a diferencia de otros órganos, tiene una gigantesca cantidad de células (neuronas) que garantizan que pueda seguir funcionando de forma satisfactoria aún en edades avanzadas. Tenemos algo así como 20 mil millones de neuronas y aunque en las resonancias magnéticas se observan áreas con espacios llamados ventrículos que están agrandados en la vejez por la pérdida de neuronas, no tienen demasiado efecto en la eficiencia del cerebro. Ocurre que tenemos “neuronas de repuesto” en número considerable, que es más importante la zona donde se pierden estas células y no cuántas, y, además, hay factores que hacen que las neuronas funciones mejor, como el ejercicio aeróbico, que les brinda más oxígeno.
Hay muchos mitos sobre el envejecimiento y uno de ellos es que todas las personas mayores tienen mala memoria. Este concepto está tan instalado en nosotros que cuando se envejece muchas veces dejamos de prestar atención a algunas cosas, cayendo en una cierta “pereza cerebral” porque creemos que, como ancianos, ya no hace falta esforzarse en retenerlas y recordarlas.
Algunos procesos mentales como hacer un cálculo, no recordar las palabras exactas o desorientarse suelen parecer señales de “mala memoria”, pero pueden esconder fallas en procesos más complejos que es necesario diferenciar para saber si son propios de la edad, de las circunstancias (estrés por ejemplo) o indican alguna patología como demencia o alzhéimer.
Entonces, ¿cómo saber cuándo se debe consultar a un médico y de qué especialidad? Como los procesos pueden ser muy paulatinos, suele ser difícil evaluar si una falla es normal o no. Aquí damos algunas claves para ayudar a diferenciar lo normal de lo patológico.
 

Signos de “deterioro cerebral” considerados normales

 
Mucho antes de que nos consideremos personas de la tercera edad, ya nos sorprendemos cuando nuestro cerebro no funciona como antes. De hecho, a partir de los 40 años, seguramente experimentamos algunas de las siguientes “fallas” que se deben más a distracciones, estrés, estados de ánimo, depresión, etc., que a un verdadero deterioro mental. No es necesario ir al médico si se experimentan de vez en cuando:

  • Distraerse fácilmente o no recordar lo que hemos leído hace poco o una conversación.
  • Si se nos facilita una “pista” sobre esos datos, recuperar la información rápidamente.
  • Confundir nombres, especialmente entre personas que ocupan el mismo espacio en nuestra memoria, por ejemplo, los nombres de los nietos. Reconocer la confusión cuando se nos señalan los nombres correctos.
  • Entrar a una habitación y no saber qué íbamos a buscar.
  • Tener una palabra “en la punta de la lengua”.
  • De vez en cuando olvidarse dónde se dejaron las llaves o los anteojos.

Signos de deterioro cognitivo para consultar a un médico

 
La demencia y el deterioro cognitivo (o capacidad de pensamiento) no se consideran aspectos normales de envejecimiento, como señala la OMS.
La demencia, el alzhéimer y el deterioro cognitivo son enfermedades degenerativas, es decir, que empeorarán con la edad. Se reconocen varias etapas en esta evolución. Algunos de los signos tempranos son:

  • Desorientación en el tiempo: si es la mañana o la tarde, por ejemplo.
  • Desorientación en el espacio, aún en lugares conocidos.
  • Tendencia al olvido en las actividades diarias.
  • Olvidar los nombres de las personas conocidas.
  • Olvidar acontecimientos recientes, como que este mes fue al dentista.
  • Cambios de comportamiento: en el carácter o hacer la misma pregunta varias veces.
  • Descuidar el aseo o cuidado personal.

En estos casos, se debe consultar un médico. Pero, ¿qué especialidad elegir?

El médico de cabecera o de atención primaria

 
Este es el médico al que se debe hacer la primera consulta. El profesional conoce su historia clínica, su entorno familiar, los medicamentos que toma y es el indicado para un primer diagnóstico. Le hará un examen físico completo y algún test de su capacidad de pensamiento. Tal vez le solicite análisis de sangre, una tomografía o resonancia magnética y lo derive a otro especialista, como los que mencionamos a continuación.

El geriatra o un psiquiatra geriátrico

 
Un médico geriatra es un médico clínico o de familia que se especializa en afecciones complejas de personas mayores y puede atender todas las necesidades médicas de un adulto mayor.
El psiquiatra geriátrico se especializa en las necesidades emocionales y mentales de las personas mayores.  Realizan evaluaciones completas de la memoria, el estado de ánimo, el sueño y la capacidad de pensamiento, y evalúan problemas de memoria asociados con el estrés, la ansiedad, la depresión, el exceso de alcohol o los conflictos familiares.

El neurólogo para consultar por alzhéimer o demencia

 
Un neurólogo es un médico con formación especializada en el diagnóstico, tratamiento y manejo de trastornos del cerebro y el sistema nervioso. Durante su consulta inicial, el neurólogo realizará pruebas más exhaustivas para determinar su estado mental. Los neurólogos son los especialistas en hacer un “diagnóstico diferencial”, es decir, determinar cuál es la causa de la pérdida de memoria o deterioro cognitivo de cada paciente.

Psicólogo, asistente social

 
No es fácil para un paciente o sus familiares recibir un diagnóstico de demencia, senilidad o enfermedad de alzhéimer. Un asistente social brinda contención, apoyo y asesoramiento para todo el grupo familiar y un psicólogo trata problemas de comportamiento en estos pacientes.
Si sospecha que usted o un ser querido está experimentando deterioro cognitivo o demencia, comenzar con su médico de atención primaria es la mejor opción para el primer paso. Pero si no está satisfecho con la opinión, puede buscar alguno de los especialistas citados.
 
Fuentes:

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